¡Atención lectoras del amor eterno y del sarcasmo elegante! Bienvenidas a la novela que lo empezó TODO: enemigos a amantes, tensión milimétricamente británica, y miradas que dicen más que cien confesiones.
Lizzy Bennet no tiene pelos en la lengua (ni paciencia para tontos con fortuna), y Mr. Darcy parece tener más orgullo que sonrisas disponibles. Pero bajo esas capas de formalidad y prejuicios, laten dos corazones que no saben rendirse tan fácil. Agreguemos bailes, cartas con indirectas y escándalos familiares: el cóctel ideal para el drama del siglo XIX.
Ideal para fans de la tensión romántica que se cocina a fuego lento y de las protagonistas con carácter que no se dejan llevar por el primer señorito con tierras.